Reflexión
sobre la Compasión, la fe y la Misericordia de Dios
Prof.
Pedro N. Gonzalez
Dios
se conduele de quien sufre, del desvalido, del pobre, de la persona que ha sido
despreciada o tomada en poca estima por otros, nos lo enseña Jesús, el Hijo de
Dios. ¿Qué tienen en común un leproso,
una mujer viuda, o un joven epiléptico? Que todos fueron objeto de la compasión
de Jesús. Al leproso, Jesús lo sanó. A la mujer viuda, Jesús le resucitó un
hijo único muerto y al joven epiléptico, lo sanó de su terrible mal.
Jesús ve a las personas como si fueran
ovejas, esparramadas y tristes, agobiadas. Dios como Padre nuestro y Creador nos
ha manifestado su promesa de proteger a Su creación. Todo ello a pesar de nuestra condición de pecadores y dar
la espalda a Dios para vivir alejados de Dios por el pecado. Sabiendo que nuestro corazón le pertenece a Jesús, Él no
nos desamparará nuca y siempre nos ofrece su perdón y su misericordia nos
afirma que todo el que cumpla con su palabra alcanzara la vida eterna. Pues él
nos anuncia, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al padre si no es
por mí.”
Entonces podemos comprender, por qué la
misericordia de Dios, es fundamento de la compasión y el Perdón. Hermanos
debemos esforzarnos todos por ser misericordiosos unos con los otros, en no
condenar al que ha fallado, pues el mismo Jesús nos ha dado el Ejemplo, de la compasión
y el perdón. El nos da su perdón a todos sin
importar la naturaleza de nuestros pecados. Es justo reconocer
que es la misericordia de Dios el Atributo más grande de Dios, pues es fruto de
ese infinito amor que tiene por cada uno de nosotros, Pues esa manifestación del
amor de Dios nos confirma que “Dios en su infinita misericordia” se conduele de
sus hijos caídos en pecado, y por eso nos ha ofrecido la Salvación por medio
del sacrificio glorioso de su hijo unigénito Jesucristo.
Hermanos grande,
pero bien grande es el amor de Dios por cada uno de nosotros. De esta manera “el
amor Misericordioso tomo carne y habitó entre nosotros, para siempre y es
grande su gloria.
Para terminar
quiero tomar un pensamiento de San Ignacio de Loyola “Cuando Dios mira al
mundo, ve en el muchos pecados y por eso decide: Hagamos Redención.”
Hermanos nuestra
sociedad está muy enferma, la enfermedad más mortal no es el “E bola”, es la
falta de amor de Dios y al prójimo, que nos amenaza a todos con la destrucción.
Pidámosle A nuestro padre Todo poderoso por nuestra conversión y la conversión del
mundo entero. Ahora y siempre.
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