jueves, 2 de octubre de 2014

La compasion, la fe y la Misericordia de Dios


Reflexión sobre la Compasión, la fe y la Misericordia de Dios

Prof. Pedro N. Gonzalez

Dios se conduele de quien sufre, del desvalido, del pobre, de la persona que ha sido despreciada o tomada en poca estima por otros, nos lo enseña Jesús, el Hijo de Dios.  ¿Qué tienen en común un leproso, una mujer viuda, o un joven epiléptico? Que todos fueron objeto de la compasión de Jesús. Al leproso, Jesús lo sanó. A la mujer viuda, Jesús le resucitó un hijo único muerto y al joven epiléptico, lo sanó de su terrible mal.
Jesús ve a las personas como si fueran ovejas, esparramadas y tristes, agobiadas. Dios como Padre nuestro y Creador nos ha manifestado su promesa de proteger a Su creación.  Todo ello a pesar  de nuestra condición de pecadores y dar la espalda a Dios para vivir alejados de Dios por el pecado. Sabiendo que  nuestro corazón le pertenece a Jesús, Él no nos desamparará nuca y siempre nos ofrece su perdón y su misericordia nos afirma que todo el que cumpla con su palabra alcanzara la vida eterna. Pues él nos anuncia, “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al padre si no es por mí.”
 Entonces podemos comprender, por qué la misericordia de Dios, es fundamento de la compasión y el Perdón. Hermanos debemos esforzarnos todos por ser misericordiosos unos con los otros, en no condenar al que ha fallado, pues el mismo Jesús nos ha dado el Ejemplo, de la compasión y el perdón. El nos da  su perdón a todos sin importar la naturaleza de nuestros pecados. Es justo reconocer que es la misericordia de Dios el Atributo más grande de Dios, pues es fruto de ese infinito amor que tiene por cada uno de nosotros, Pues esa manifestación del amor de Dios nos confirma que “Dios en su infinita misericordia” se conduele de sus hijos caídos en pecado, y por eso nos ha ofrecido la Salvación por medio del sacrificio glorioso de su hijo unigénito Jesucristo.

Hermanos grande, pero bien grande es el amor de Dios por cada uno de nosotros. De esta manera “el amor Misericordioso tomo carne y habitó entre nosotros, para siempre y es grande su gloria.

Para terminar quiero tomar un pensamiento de San Ignacio de Loyola “Cuando Dios mira al mundo, ve en el muchos pecados y por eso decide: Hagamos Redención.”

Hermanos nuestra sociedad está muy enferma, la enfermedad más mortal no es el “E bola”, es la falta de amor de Dios y al prójimo, que nos amenaza a todos con la destrucción. Pidámosle A nuestro padre Todo poderoso por nuestra conversión y la conversión del mundo entero. Ahora y siempre.

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