lunes, 17 de noviembre de 2014

La verdad historica vs la demagogia


La verdad histórica sobre la crisis financiera de Puerto Rico
Prof. Pedro N. González

“Porque, no todo lo que está impreso en letras de molde es cierto".

Cuando uno escribe debe evitar hacer interpretaciones fáciles o establecer paralelismo forzados, es mejor respetar esa verdad histórica, que muchas veces es  tan escurridiza, que es imperceptible para la mayoría de las personas que no estudian la historia y los hechos de nuestra sociedad. Por eso el que escribe tiene la obligación de adentrarse en el conocimiento de esa verdad de la existencia misma de los hechos que va exponer, dentro de su exposición de manera que exista la prudencia a la hora de analizar el presente.
El fanatismo político de nuestro pueblo, le nubla muchas veces la capacidad de analizar e interpretar los hechos históricos, y todo lo ponemos a la luz de nuestros tradicionales argumentos políticos. Nuestro pueblo ha ido poco a poco desmantelando la cultura política de respeto al adversario, para encaminar la cultura del radicalismo político que ha convertido al gobierno autoritario y controlador de todo el proceso social y económico del país, que nos deja en un estado permanente de dependencia del gobierno como el único dador de bienestar. En palabra más simples la elecciones se han convertido en un proceso de oferta y demanda que se define quien más me ofrece o a quien más le puedo pedir, en un peligroso juego de  "toma, toma, y dame, dame". Como si la fuente de los recursos para atender esas demandas no tuvieran limitaciones, como si nunca se fueran a acabar. Todavía la gente no se ha dado cuenta de que ese poso milagroso ya se secó.
 A pero quien tiene la culpa de tal desgraciada noticia, aquí es que las cosas se ponen color de hormiga brava, pues nadie quiere cargar, con la culpa de tal desgracia y como la culpa es huérfana, nadie la quiere aceptar, como tal, pues sería un estigma en el prestigio  de cada entidad política, que se disputa el poder en las próximas elecciones.
Hasta ahora el pueblo ha seguido en forma continua ese modelo de castigo al que no me de lo que yo pido, no hemos podido zapatearnos de ese modelo y no hemos podido buscar otro esquema a la hora de tomar decisiones políticas que trasciendan las fronteras ideológicas que encienden las pasiones del fanático político, que no es capaz de analizar más allá de sus limitadas fronteras ideológicas. Por eso es que vivimos este momento de profunda crisis fiscal, que tiene al gobierno a punto de la bancarrota. Por esta cultura de intransigencia política que vive nuestro pueblo, que no tiene paciencia y que toma sus decisiones políticas de forma ineficiente, sin importar las consecuencias de sus acciones políticas, que afectan nuestra economía y bienestar social, como pueblo.
Es tiempo de que busquemos otro esquema de  enfrentar nuestras decisiones políticas y de buscar alternativas a nuestro proceso político, que nos permita encauzar nuestro esfuerzo hacia una mejor calidad de vida para todos.Nuestra cultura política está centrada siempre hacer las mismas críticas de uno sobre los otros, cada vez con mayor profundidad y desprecio, ante la incapacidad del que gobierna de cumplir con todo lo prometido durante su campaña política. Es como si la gente creyera que el gobierno tiene una barrita mágica que cuando llega borra todos los problemas que su antecesor no resolvió. Es como si nos quisiéramos parar ante el túnel del tiempo y hacer el milagro de una transformación sin tiempo ni espacio.
Es que nuestra gente se ha acostumbrado a no ver y entender los graves problemas de nuestro sistema de gobierno, es que no hemos podido entender que los problemas de la corrupción están minados dentro de todos los niveles operacionales de la estructura de gobierno, que no se desaparecen con el cambio de una administración, que es un problema complejo que tiene muchas vertientes y que toma tiempo el poderlo corregir. Es que los cambios que propone el gobierno necesitan tiempo y espacio para poder  fortalecer y modificar los sistemas de controles para alcanzar un sistema público más  efectivo. La gente ha perdido su capacidad de tolerancia y la politiquería de la agenda de la oposición política , que solo permite y promueve que el pueblo solo vea los defectos y errores de las acciones del gobierno, a quienes le achacan los grandes desastres de sus gobiernos anteriores y ahogan la opinión publica con abundante desinformación y demagogia, que confunde a la gran mayoría de nuestro electores.
La gente se ha acostumbrado a ver más los desaciertos de los gobiernos, pero ninguna de sus virtudes. Sin tomar en cuenta las diferencias sustantivas entre el pluralismo político que promueve y respeta este gobierno, versus la experiencia de intolerancia que fueron la norma  y prácticas de pasados gobiernos, que atropellaron a estudiantes y obreros que se manifestaban en defensa de sus derechos.
Nuestro pueblo tiene que vivir con nuestras diferencias ideológicas, pero tenemos que respetar esos espacios legítimos de acción,  es bueno ser crítico. Pero hay que respetar a las personas que no piensan como usted, tenemos que buscar a como dé lugar encontrarnos nuevamente en ambiente de dialogo, de respeto, de  reconocimiento a los derechos de los demás.
Mi gente es tiempo de dialogar, es mejor dialogar, que pelearnos los unos con los otros. Ese modelo hay que descartarlo.

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