El
problema de saber elegir entre el bien y el mal, y la formación de la
conciencia.
Prof.
Pedro N. González
A veces nos podemos encontrar
en ciertos conflictos éticos, morales y religiosos, pues pensamos que si
hacemos algo incorrecto eso no tiene consecuencias, tal vez porque no pensamos
bien lo que hacemos.
Ciertamente todos tenemos
nuestra limitada capacidad para saber si en realidad hemos hecho bien o mal en nuestras
decisiones personales, tal vez pudiéramos comenzar por preguntarnos como
padres, aquellos que tenemos la dicha de compartir ese don de la paternidad, si le hemos enseñado a nuestros hijos a
escuchar la voz de la conciencia para saber qué hacer y cómo comportarse en
cada momento.
Creo que esto también no lo
debemos preguntar para nosotros mismos he aprendido yo a escuchar la voz de mi
conciencia. No se asuste, todos pasamos por esos momentos de confusión, somos seres humanos, tenemos
muchos gustos y muchos caprichos que a veces no podemos controlar. Pero uno de los aspectos más importantes de
nuestra formación es aprender a conocer la verdad, uno de los problemas que más
afecta la formación de la conciencia es
saber vivir conforme a esa verdad eterna que es Dios. De ahí nace la razón
de ser en nuestra vida. Entonces si
hemos aprendido algo en nuestras vidas, es porque Dios nos lo ha permitido.
Pues Dios es esa verdad Eterna, que guía
la luz de nuestra conciencia, el obrar bien, siempre nos dirige por los caminos
de Dios. Obrar mal nos dirige por los caminos del mal y nos aparta de Dios.
Nos debemos siempre de
preguntar Siempre ¿vivimos con la verdad o con la mentira? Me
recuerda esto las muchas veces que como padre he tenido que enfrentar la
necesidad de orientar a mis hijos cómo deben actuar en ciertas y determinadas circunstancias, para
sorpresa muchas veces me enfrentado a
situaciones que realmente no les he podido orientarles, porque ya son adultos y
actúan y ya no quieren consultar o tener opiniones, siempre guardo esa preocupación
de que puedan hacer algo que lleguen a
arrepentirse por las consecuencias. Pero siempre he confiado en que sus
conciencias les guíen por el buen camino
y que se guíen por el buen juicio de poder elegir siempre entre el bien y el
mal, y que el bien sea siempre su mejor opción. De ahí la importancia de la formación
de la conciencia.
Mientras tomaba un curso de psicología
cuando cursaba mis estudios universitarios aprendí que la conciencia tiene
distintos niveles, que van desde la Conciencia metafísica que es aquella
mediante la cual la persona es capaz de volverse sobre sí misma y verse como un
ser inteligente, libre, espiritual , y a la vez, material. Le sigue entonces la
Conciencia psicológica que la cual a través de ésta la persona percibe su
propio yo. Ya sea como un objeto actual de su conocimiento o como sujeto de
toda acción que realiza en el mundo. Es la percepción del actuar propio: soy
consciente de que estoy haciendo eso es
lo que normalmente llamamos la autoconciencia .De ahí pasamos a la formación de
la Conciencia moral que es verdaderamente la capacidad personal y única de
percibir el bien y el mal, y de inclinar la voluntad a hacer el bien y evitar
el mal. Es que nosotros podemos llamar
como la inteligencia humana, que nos permite juzgar prácticamente sobre la
bondad o maldad de nuestros actos
humanos”.
Entonces nos decía este gran profesor esto es lo que nos permite la formación
de la percepción del valor moral de mi acción. Es lo que nos hace que nosotros seamos mejores
o peores personas, pues es la forma en que interpretamos al mundo desde nuestra
única realidad.
En una de las conferencias
que nos dictara el padre Antonio Gonzalez Quevedo, nos hacía énfasis en exponer que la conciencia esa voz interior
que nos dice cuando una acción es buena o mala; es el centro de la persona y la
brújula que guía tu forma natural de obrar. Por eso el solía decir que la conciencia es el
núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya
voz resuena en lo más íntimo de ella. Es por eso que por nuestra inteligencia
somos capaces de poder juzgar las cosas en forma adecuada y correcta, y
determinar que acciones son buenas o malas y si están conforme a la voluntad de
Dios entonces son buenas y si no están conforme a sus mandatos entonces
definitivamente son malas.
En conclusión la formación de
la conciencia moral siempre nos habrá de indicar que “hay que hacer el bien y evitar el mal”. A
este es lo que llamamos la voz de la conciencia. Hermanos la gente ha
perdido la voz de la conciencia, que es algo vital en la moralidad de nuestros
actos, una tragedia para nuestra sociedad. Es por eso que vemos tanta violencia
y tanto odio entre las personas, que promueven la intolerancia, la ofensa y los
insultos. Si queremos mejorar la calidad
de vida, tenemos que aprender a reforzar nuestra voluntad y nuestra conciencia
para buscar siempre obrar bien y rectamente.
San Agustín solía decir “Así como la verdad se produce por la medida,
así la medida se produce por la verdad” “Dios no manda cosas imposibles, sino
que al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no
puedas y te ayuda para que puedas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario