sábado, 15 de noviembre de 2014

Gobierno, la crisis fiscal y la ingobernabilidad de Puerto Rico


Gobierno, La crisis financiera y la ingobernabilidad de Puerto Rico
Prof. Pedro N. González
Hace algunos años fui invitado por un grupo de estudiantes de la escuela graduada de administración, a participar de un foro sobre gobierno, gobernabilidad y la administración, quienes me pidieron mi opinión sobre la situación del gobierno ante la crisis financiera. Y Yo hice una presentación con el siguiente tema: ¿Va puerto Rico camino a la ingobernabilidad?, Estábamos ya  en el último año de cuatrienio del segundo término de Don Pedro Rosselló. Mucha gente pensó que mi exposición simplemente respondía a motivaciones políticas, pero yo les dije que yo no tenía ninguna conexión con los aspirantes a gobernar a Puerto Rico. Y eso era la verdad, mi única preocupación era la ruta que se proyectaba nuestra situación fiscal, que en aquel entonces se estimaba, que la deuda publica ya rebasaba 175% del PIB de Puerto Rico, y que se propiciaba el uso de líneas de créditos de las corporaciones públicas, como una cuenta de caja corriente, sin controles  a un ritmos creciente que ya sobrepasaba la capacidad de repago de la llamada deuda extra constitucional. Ya en la proximidad de unas nuevas elecciones, la lucha política, el fanatismo y la violencia comenzaban a tomar forma en nuestro ambiente político. Más bien parecía como si fuésemos a comenzar una guerra civil en nuestro pueblo.
Durante mi ponencia ante la audiencia del foro, mayormente compuesto por académicos en el campo de administración, economía y finanzas, me concentre en exponer los elementos que definen el principio de gobernabilidad,  principio  presume que el gobierno, como ente social tiene la responsabilidad de promover  la eficiencia y el control de su aparato gubernamental. La conceptualización de gobernabilidad tiene como sus elementos primarios el que la  única y verdadera razón del gobierno es el uso efectivo de sus recursos para beneficio de sus constituyentes, por tanto el gobernante y el político,  desde esa posición  deben buscara  forma de ejercer lo que se supone ser el buen gobierno, por medio de acciones administrativas en beneficio de todos sus constituyentes.
Pero la situación política, que se caracteriza por una lucha ideológica rampante, donde el gobernante ha convertido su gobierno en la fuente primaria de financiación de su estrategia política, que le ha quitado totalmente lo que  supone ser un buen gobierno, llevándonos por el camino irreversible de la ingobernabilidad.
Cuáles eran los indicadores de que nos encontrábamos en esa dirección, primero que nada el sistema autocrático de gobierno, reflejado por los constantes escándalos que ya era la comedilla del día en los medios de comunicación de nuestro país. En segundo lugar la institucionalidad de la corrupción y la inestabilidad de nuestra economía, que nos llevaban  directo a una insolvencia financiera de grandes proporciones. La gente en nuestro pueblo piensa que eso fue cosa del pasado, pero yo les digo que no, todavía a este momento histórico estamos arrastrando los pies por los efectos dejados por la gestión de gobierno de Pedro Rosselló, que dejo a nuestro país al bordo del colapso, social, económico y político.



Y es que el gobierno de Pedro Rosselló germino en nuestro sistema de gobierno la semilla del autoritarismo, un estilo de gobierno que se apartó totalmente del principio básico de la eficiencia  en donde se percibía la democracia sin respeto alguno al principio de  gobernabilidad, que género en  profundas situaciones de inestabilidad política. El problema mayor  del gobierno de Rosselló, fue su intolerancia y desprecio hacia los demás partidos políticos, una ausencia total de la separación de los poderes públicos, y la función del partido político que gobierna, donde no se respeta lo que es del pueblo y se confunde que los recursos del estado deben estar a voluntad de los que dirigen el poder político del gobierno, aquí se perdió ese espacio, que permite  participación ciudadana y las instituciones políticas donde tradicionalmente se  dirimen pacíficamente los programas y proyectos políticos, de nuestro pueblo.
 Situación que heredo la Administración de Sila María Calderón, y que la obligo a tomar más dinero prestado para poder darle respiración artificial a la solvencia económica del gobierno de Puerto Rico y sus instrumentalidades, Decisión que en mi opinión no fue la más correcta, pero tal vez la menos dañinas a sus objetivos políticos. La volátil situación económica que se dio durante la administración de la Hon. Sila M. Calderón, le permitió al PNP retomar una campaña política agresiva y de mucha desinformación, que junto a las determinaciones administrativas de su gobierno, le pusieron en una posición muy incómoda para su reelección, lo cual dio paso a la candidatura del Hon. Aníbal Acevedo Vila, quien derroto al Dr. Rosselló en su intento de retomar la gobernación. Sin embargo a pesar de la elección del gobernador, este no logro obtener control de las cámaras legislativas, así como del puesto de comisionado residente, quienes quedaron en manos del PNP, dando paso al primer gobierno compartido en los últimos veinte años. Podríamos catalogar este cuatreño como el periodo de mayor agotamiento del crecimiento económico de Puerto Rico, que termino con él la degradación de nuestro crédito a nivel de Chatarra.
La elección del Gobernador Fortuño devuelve al gobierno las mismas políticas fiscales de su antecesor enólogo Pedro Rosselló, dándole paso a la privatización de los servicios públicos del país y la pérdida de más de treinta mil empleos en el sector público, lo que el llamo, la medicina amarga de su gestión administrativa. Se puso de moda las alianzas públicos privadas y la privatización de los puertos y aeropuertos y de las carreteras. Se dio paso a un crecimiento de la deuda pública, que llevo a nivel de insolvencia al banco gubernamental de fomento y dejo en quiebra a todas las corporaciones públicas.
Los cuatro años de gobierno de Luis Fortuño abrieron más a brecha de la insolvencia gubernamental y el endeudamiento del gobierno, a niveles ilimitados. La incapacidad del gobierno de cumplir con sus obligaciones y la insolvencia de la mayoría de las corporaciones públicas, dejaban al entrante gobierno en un nivel de crisis que solo podía salvarse con medidas fiscales drásticas y poco simpáticas a los ojos del bolsillo del ciudadano común. Puerto Rico había llegado al nivel más alto de la ingobernabilidad.



El proceso para superar la crisis requería de cambios  ajuste y reestructuración de nuestro modelo económico, además de una urgente revisión a toda la estructura del gobierno y sus instrumentalidades, hay que redefinir y consolidar la mayoría de las agencias y corporaciones, para detener el manejo ineficaz de sus actividades, la corrupción política y enriquecimiento ilícito de funcionarios gubernamentales,  que son los signos claros del estado de ingobernabilidad que vive nuestro pueblo.
La insensiblemente de la administración del gobernador Fortuño, de no haber atendido asuntos vitales en lo relativo a normas de gasto público y dejar una estela de control político en todas las entidades gubernamentales y corporaciones públicas de gente de su partido, con una agenda netamente política partidista, pensando que el gobierno era un patrimonio exclusivo de su partido como un sistema de un  sub gobierno autoritario, que le ha impedido al nuevo gobierno poder ejercer su gobierno sin interferencia y obstrucción de los opositores para devolverle al gobierno su capacidad de gobernabilidad, que es la capacidad del gobierno para ser gobernado en forma efectiva y eficaz.
Para poder recuperar nuestra gobernabilidad este gobierno tiene el gran reto de tomar control efectivo del gobierno y sus instrumentalidades y corporaciones  re enfocarlos  hacia objetivos bien definidos a corto y largo plazo de forma coherente para lograr ganar la confianza de las agencias crediticias que le dan su financiamiento operacional. El gobierno tiene que mostrar una mayor  efectividad en su desempeño, considerando adecuadamente las oportunidades competitivas que logren con sus acciones  y decisiones, muy a corto plazo

Por último,  este gobierno tiene el gran reto de superar la ingobernabilidad y reestablecer el balance entre las demandas sociales, la eficacia, la eficiencia y  el ejercicio del poder político, de esto va depender su  supervivencia y capacidad operativa.  Solo le quedan dos años para actuar. Yo apuesto a la  educación como única forma de cambiar y de crear para nuestro pueblo la cultura de la gobernabilidad democrática, que tal vez nos tome mucho tiempo en alcanzarla totalmente, pero por ahora podemos comenzar desde el principio. 

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