jueves, 20 de noviembre de 2014

La reforma migratoria


La verdad de la lucha por la reforma migratoria, batalla campal entre demócratas y republicanos. Entre ultraconservadores y liberales.
Prof. Pedro N. Gonzalez

Comenzamos nuestra exposición con una simple pregunta ¿Es necesario una reforma migratoria?   ¿Por Qué  Ahora? Hace seis año se viene dando una ardua campaña en apoyo a una reforma migratoria integral, que cambie el actual régimen de las leyes de emigración, que mantiene en la incertidumbre a doce millones de extranjeros ilegales, que ya son parte de nuestra sociedad y de nuestra economía.
La última reforma migratoria se aprobó en el 1986, bajo un congreso demócrata dirigido en aquel entonces por Thomas O’Neill. Sim embargo el presente Speaker John Buhner, con mayoría en su cuerpo durante los últimos cuatro años, no ha podido echar adelante un proyecto de reforma migratoria, por la fuerte presión que ha recibido del grupo más radical de los miembros del Tea Party, que se niegan a dar su voto para cualquier propuesta de reforma migratoria, desde entonces hasta ahora no se ve la luz al final del túnel. Y estamos en la antesala de una acción ejecutiva encaminada a proveer algún mecanismo que les permita a estos ciudadanos poder resolver su estatus migratorio de una vez por siempre.
Para la reforma migratoria del 1986 se dieron muchos factores que facilitaron este proceso, pero hoy las  reglas de comportamiento político parecen ser muy  diferentes; preferimos niños echándonos la culpa de por qué no hemos hecho nada al respecto, solo buscamos como obtener algún beneficio político de nuestros calculadas acciones que está controlada por la extrema derecha republicana que no le interesa en nada la agenda de una nueva reforma migratoria, por entender que los latinos no suelen votar mayoritariamente por candidatos republicanos. La reforma migratoria del 1986 le permitió a 3.5 millones de indocumentados hacer ajustes a su estatus migratorios, gracias a los esfuerzos continuos  organizaciones comunitarias, líderes políticos y religiosos, que se juntaron para dar la batalla en el congreso, su lucha no fue en vano.
Hoy la situación es mucho más grave alrededor pues se estima la población de emigrantes indocumentados en alrededor de 11 millones. Entonces no tenemos que preguntar. ¿Por qué aquella ocasión sí se pudo y ahora el mismo propósito se nos está haciendo tan difícil?
En 1986, el clima político era muy comparable con la situación política presente, un presidente republicano y un congreso demócrata, ahora es a la inversa un presidente demócrata y un congreso republicano, pero con una gran diferencia  de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos, por lo menos ocho millones son latinos, y de éstos más de seis millones son mexicanos. Para desgracia del movimiento pro reforma hemos encontrado que aunque hoy hay más indocumentados, el esfuerzo de hacerse sentir ha sido más difícil, por la manipulación de los intereses de los partidos políticos que ha dividido la población hispana y fragmentado su lucha. La causa de los emigrantes está a merced de los poderes de la influencia dentro de la población hispana, que vive de echar la culpa de unos a otros, para no adelantar una agenda bipartidista.



Los tiempos, las circunstancias, los líderes y las nuevas reglas de comportamiento político, requiere de la lucha por la reforma migratoria logre nuevamente  unidad de sus líderes, respaldó contra viento y marea, para presionar a estos políticos del congreso de todas las formas posibles". La clave del éxito de una nueva reforma está en una sola palabra: "voluntad". Para promover un acuerdo bipartidista sobre esta propuesta reforma.

La gente debe saber la verdad sobre la historia de millones de inmigrantes que han contribuido a la grandeza de esta nación. Esta debe ser la voz más fuerte en la defensa de una nueva  reforma migratoria integral. Este pueblo espera mejor de sus congresistas.

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