La
verdad de la lucha por la reforma migratoria, batalla campal entre demócratas y
republicanos. Entre ultraconservadores y liberales.
Prof.
Pedro N. Gonzalez
Comenzamos nuestra exposición con una
simple pregunta ¿Es necesario una reforma migratoria? ¿Por Qué
Ahora? Hace seis año se viene dando una ardua campaña en apoyo a una
reforma migratoria integral, que cambie el actual régimen de las leyes de emigración,
que mantiene en la incertidumbre a doce millones de extranjeros ilegales, que
ya son parte de nuestra sociedad y de nuestra economía.
La última reforma migratoria se aprobó en
el 1986, bajo un congreso demócrata dirigido en aquel entonces por Thomas O’Neill.
Sim embargo el presente Speaker John Buhner, con mayoría en su cuerpo durante
los últimos cuatro años, no ha podido echar adelante un proyecto de reforma
migratoria, por la fuerte presión que ha recibido del grupo más radical de los
miembros del Tea Party, que se niegan a dar su voto para cualquier propuesta de
reforma migratoria, desde entonces hasta ahora no se ve la luz al final del
túnel. Y estamos en la antesala de una acción ejecutiva encaminada a proveer algún
mecanismo que les permita a estos ciudadanos poder resolver su estatus
migratorio de una vez por siempre.
Para la reforma migratoria del 1986 se
dieron muchos factores que facilitaron este proceso, pero hoy las reglas de comportamiento político parecen ser
muy diferentes; preferimos niños echándonos
la culpa de por qué no hemos hecho nada al respecto, solo buscamos como obtener
algún beneficio político de nuestros calculadas acciones que está controlada
por la extrema derecha republicana que no le interesa en nada la agenda de una
nueva reforma migratoria, por entender que los latinos no suelen votar
mayoritariamente por candidatos republicanos. La reforma migratoria del 1986 le
permitió a 3.5 millones de indocumentados hacer ajustes a su estatus
migratorios, gracias a los esfuerzos continuos organizaciones comunitarias, líderes políticos
y religiosos, que se juntaron para dar la batalla en el congreso, su lucha no
fue en vano.
Hoy la situación es mucho más grave
alrededor pues se estima la población de emigrantes indocumentados en alrededor
de 11 millones. Entonces no tenemos que preguntar. ¿Por qué aquella ocasión sí
se pudo y ahora el mismo propósito se nos está haciendo tan difícil?
En 1986, el clima político era muy
comparable con la situación política presente, un presidente republicano y un
congreso demócrata, ahora es a la inversa un presidente demócrata y un congreso
republicano, pero con una gran diferencia de los 11 millones de inmigrantes
indocumentados que viven en Estados Unidos, por lo menos ocho millones son
latinos, y de éstos más de seis millones son mexicanos. Para desgracia del
movimiento pro reforma hemos encontrado que aunque hoy hay más indocumentados,
el esfuerzo de hacerse sentir ha sido más difícil, por la manipulación de los
intereses de los partidos políticos que ha dividido la población hispana y
fragmentado su lucha. La causa de los emigrantes está a merced de los poderes
de la influencia dentro de la población hispana, que vive de echar la culpa de
unos a otros, para no adelantar una agenda bipartidista.
Los tiempos, las circunstancias, los
líderes y las nuevas reglas de comportamiento político, requiere de la lucha
por la reforma migratoria logre nuevamente
unidad de sus líderes, respaldó contra viento y marea, para presionar a
estos políticos del congreso de todas las formas posibles". La clave del éxito
de una nueva reforma está en una sola palabra: "voluntad". Para
promover un acuerdo bipartidista sobre esta propuesta reforma.
La gente debe saber la verdad sobre la
historia de millones de inmigrantes que han contribuido a la grandeza de esta
nación. Esta debe ser la voz más fuerte en la defensa de una nueva reforma migratoria integral. Este pueblo
espera mejor de sus congresistas.
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