Gobierno,
La crisis financiera y la ingobernabilidad de Puerto Rico
Prof. Pedro N. González
Hace algunos años fui invitado por un grupo
de estudiantes de la escuela graduada de administración, a participar de un
foro sobre gobierno, gobernabilidad y la administración, quienes me pidieron mi
opinión sobre la situación del gobierno ante la crisis financiera. Y Yo hice
una presentación con el siguiente tema: ¿Va puerto Rico camino a la
ingobernabilidad?, Estábamos ya en el último
año de cuatrienio del segundo término de Don Pedro Rosselló. Mucha gente pensó
que mi exposición simplemente respondía a motivaciones políticas, pero yo les
dije que yo no tenía ninguna conexión con los aspirantes a gobernar a Puerto
Rico. Y eso era la verdad, mi única preocupación era la ruta que se proyectaba
nuestra situación fiscal, que en aquel entonces se estimaba, que la deuda
publica ya rebasaba 175% del PIB de Puerto Rico, y que se propiciaba el uso de
líneas de créditos de las corporaciones públicas, como una cuenta de caja
corriente, sin controles a un ritmos
creciente que ya sobrepasaba la capacidad de repago de la llamada deuda extra
constitucional. Ya en la proximidad de unas nuevas elecciones, la lucha
política, el fanatismo y la violencia comenzaban a tomar forma en nuestro
ambiente político. Más bien parecía como si fuésemos a comenzar una guerra
civil en nuestro pueblo.
Durante mi ponencia ante la audiencia del
foro, mayormente compuesto por académicos en el campo de administración, economía
y finanzas, me concentre en exponer los elementos que definen el principio de
gobernabilidad, principio presume que el gobierno, como ente social
tiene la responsabilidad de promover la
eficiencia y el control de su aparato gubernamental. La conceptualización de
gobernabilidad tiene como sus elementos primarios el que la única y verdadera razón del gobierno es el uso
efectivo de sus recursos para beneficio de sus constituyentes, por tanto el
gobernante y el político, desde esa
posición deben buscara forma de ejercer lo que se supone ser el buen
gobierno, por medio de acciones administrativas en beneficio de todos sus
constituyentes.
Pero la situación política, que se
caracteriza por una lucha ideológica rampante, donde el gobernante ha
convertido su gobierno en la fuente primaria de financiación de su estrategia política,
que le ha quitado totalmente lo que supone ser un buen gobierno, llevándonos por
el camino irreversible de la ingobernabilidad.
Cuáles eran los indicadores de que nos encontrábamos
en esa dirección, primero que nada el sistema autocrático de gobierno,
reflejado por los constantes escándalos que ya era la comedilla del día en los
medios de comunicación de nuestro país. En segundo lugar la institucionalidad
de la corrupción y la inestabilidad de nuestra economía, que nos llevaban directo a una insolvencia financiera de
grandes proporciones. La gente en nuestro pueblo piensa que eso fue cosa del
pasado, pero yo les digo que no, todavía a este momento histórico estamos
arrastrando los pies por los efectos dejados por la gestión de gobierno de
Pedro Rosselló, que dejo a nuestro país al bordo del colapso, social, económico
y político.
Y es que el gobierno de Pedro Rosselló
germino en nuestro sistema de gobierno la semilla del autoritarismo, un estilo
de gobierno que se apartó totalmente del principio básico de la eficiencia en donde se percibía la democracia sin respeto
alguno al principio de gobernabilidad,
que género en profundas situaciones de
inestabilidad política. El problema mayor
del gobierno de Rosselló, fue su intolerancia y desprecio hacia los
demás partidos políticos, una ausencia total de la separación de los poderes
públicos, y la función del partido político que gobierna, donde no se respeta
lo que es del pueblo y se confunde que los recursos del estado deben estar a
voluntad de los que dirigen el poder político del gobierno, aquí se perdió ese
espacio, que permite participación
ciudadana y las instituciones políticas donde tradicionalmente se dirimen pacíficamente los programas y
proyectos políticos, de nuestro pueblo.
Situación
que heredo la Administración de Sila María Calderón, y que la obligo a tomar más
dinero prestado para poder darle respiración artificial a la solvencia económica
del gobierno de Puerto Rico y sus instrumentalidades, Decisión que en mi opinión
no fue la más correcta, pero tal vez la menos dañinas a sus objetivos políticos.
La volátil situación económica que se dio durante la administración de la Hon.
Sila M. Calderón, le permitió al PNP retomar una campaña política agresiva y de
mucha desinformación, que junto a las determinaciones administrativas de su
gobierno, le pusieron en una posición muy incómoda para su reelección, lo cual
dio paso a la candidatura del Hon. Aníbal Acevedo Vila, quien derroto al Dr. Rosselló
en su intento de retomar la gobernación. Sin embargo a pesar de la elección del
gobernador, este no logro obtener control de las cámaras legislativas, así como
del puesto de comisionado residente, quienes quedaron en manos del PNP, dando
paso al primer gobierno compartido en los últimos veinte años. Podríamos catalogar
este cuatreño como el periodo de mayor agotamiento del crecimiento económico de
Puerto Rico, que termino con él la degradación de nuestro crédito a nivel de
Chatarra.
La elección del Gobernador Fortuño devuelve
al gobierno las mismas políticas fiscales de su antecesor enólogo Pedro Rosselló,
dándole paso a la privatización de los servicios públicos del país y la pérdida
de más de treinta mil empleos en el sector público, lo que el llamo, la
medicina amarga de su gestión administrativa. Se puso de moda las alianzas públicos
privadas y la privatización de los puertos y aeropuertos y de las carreteras.
Se dio paso a un crecimiento de la deuda pública, que llevo a nivel de
insolvencia al banco gubernamental de fomento y dejo en quiebra a todas las
corporaciones públicas.
Los cuatro años de gobierno de Luis Fortuño
abrieron más a brecha de la insolvencia gubernamental y el endeudamiento del
gobierno, a niveles ilimitados. La incapacidad del gobierno de cumplir con sus
obligaciones y la insolvencia de la mayoría de las corporaciones públicas,
dejaban al entrante gobierno en un nivel de crisis que solo podía salvarse con
medidas fiscales drásticas y poco simpáticas a los ojos del bolsillo del
ciudadano común. Puerto Rico había llegado al nivel más alto de la
ingobernabilidad.
El proceso para superar la crisis requería
de cambios ajuste y reestructuración de
nuestro modelo económico, además de una urgente revisión a toda la estructura
del gobierno y sus instrumentalidades, hay que redefinir y consolidar la mayoría
de las agencias y corporaciones, para detener el manejo ineficaz de sus
actividades, la corrupción política y enriquecimiento ilícito de funcionarios
gubernamentales, que son los signos
claros del estado de ingobernabilidad que vive nuestro pueblo.
La insensiblemente de la administración del
gobernador Fortuño, de no haber atendido asuntos vitales en lo relativo a
normas de gasto público y dejar una estela de control político en todas las
entidades gubernamentales y corporaciones públicas de gente de su partido, con
una agenda netamente política partidista, pensando que el gobierno era un
patrimonio exclusivo de su partido como un sistema de un sub gobierno autoritario, que le ha impedido
al nuevo gobierno poder ejercer su gobierno sin interferencia y obstrucción de
los opositores para devolverle al gobierno su capacidad de gobernabilidad, que
es la capacidad del gobierno para ser gobernado en forma efectiva y eficaz.
Para poder recuperar nuestra gobernabilidad
este gobierno tiene el gran reto de tomar control efectivo del gobierno y sus
instrumentalidades y corporaciones re
enfocarlos hacia objetivos bien definidos
a corto y largo plazo de forma coherente para lograr ganar la confianza de las
agencias crediticias que le dan su financiamiento operacional. El gobierno
tiene que mostrar una mayor efectividad
en su desempeño, considerando adecuadamente las oportunidades competitivas que
logren con sus acciones y decisiones,
muy a corto plazo
Por último, este gobierno tiene el gran reto de superar la
ingobernabilidad y reestablecer el balance entre las demandas sociales, la eficacia,
la eficiencia y el ejercicio del poder
político, de esto va depender su
supervivencia y capacidad operativa. Solo le quedan dos años para actuar. Yo
apuesto a la educación como única forma
de cambiar y de crear para nuestro pueblo la cultura de la gobernabilidad
democrática, que tal vez nos tome mucho tiempo en alcanzarla totalmente, pero
por ahora podemos comenzar desde el principio.