Año
nuevo/ nuevas metas, nuevos compromisos.
Prof. Pedro N. González
Hace algunos dias, hice
publico una reflexión sobre como podíamos apoyar el llamado del Santo Padre, Para
transformar esta Santa Iglesia católica, Iglesia fundada por Cristo, que camina
al tercer milenio. Con una nueva agenda, evangelizar a los evangelizadores. Aquí
está el mensaje del Santo Padre. Tenemos que hacer muchos cambios y modificar
muchas actitudes, para retomar el camino de Emaús, acompañados del Cristo que
nos comunica, nos guía y nos convoca. El santo padre tiene un gran reto, pero
nosotros tenemos que acompañarle en su misión.
Francisco ha sido Convocado,
Como fue convocado San Francisco, a reconstruir la Iglesia que estaba en Ruina,
y esta Iglesia nuestra aunque no esté en ruina, necesita ser reparada desde
adentro hacia fuera, para evitar que pueda colapsar.
Podemos entonces echar una
mirada a esta agenda del Santo padre y las implicaciones de su mensaje para una
nueva evangelización, que es una agenda para romper los avances de la descristianización
galopante que padece el mundo en todas
sus dimensiones, sobre todo aquí en el continente americano en donde esencia
del evangelio ha perdido su significado para una inmensa mayoría de la gente.
Que se refleja consistentemente con esa crisis de valores que marca una
sociedad cargada de profundas diferencias sociales, donde la pobreza y la
desigualdad crecen a pasos agigantados, como una enfermedad crónica e
incurable.
El crecimiento de grupos de
cristianos no católicos, ha marcado un crecimiento dramático en toda la américa
central, sur y latino América. La iglesia católica sigue perdiendo feligreses
aceleradamente, ante el avance de los grupos evangélicos y protestantes. La razón
para ello es que la gran mayoría de los fieles católicos no ven en la iglesia
signos de esperanza, piensan que esto es más de lo mismo, que no da signos de
una reforma pastoral verdadera para la evangelización. La gente ha comenzado a
abandonar nuestra Iglesia por que no perciben en ella un genuino mensaje de la
fe que Cristo trasmitió a sus apóstoles, por los profundos problemas económicos,
políticos, religiosos y sociales que desgarran toda esta porción del mundo,
donde abunda la injusticia social, el prejuicio y la marginación de los grupos más
desventajados.
El problema que enfrenta la
Iglesia en toda esta región es que no se le puede hacer evangelización sin enfrentar
esa realidad de la crisis económica y financiera que es parte de ese entorno
social que está produciendo millones de pobres anualmente, y que son una contradicción
para la evangelización que supone ser una noticia de esperanza para los pobres.
Entonces nos confrontamos con
esta convocatoria del Santo Padre, para que esta Iglesia sea una Iglesia pobre,
y refugio y esperanza para los pobres y
los más necesitados, para los desamparados y para los perseguidos, para los
marginados y para los desposeídos. Para los emigrantes y para los que buscan
como enfrentar sus necesidades más apremiantes.
El santo Padre quiere que
esta iglesia nuestra sea instrumento para ayudar a la vida de tantos hermanos
nuestros que no tienen los recursos para alimentar a su familia, el santo padre
quiere que esta iglesia sea verdadera luz y esperanza, como lo anunciaba
nuestro Señor Jesucristo.El santo Padre tiene una agenda para que esta iglesia
sea parte del esfuerzo creativo para ayudar a solucionar la crisis que existen en el mundo, y que afecta a
millones de personas. La nueva evangelización que promueve este sumo pontífice no
es una de meros pensamientos ideológicos, es una respuesta radical al verdadero
sentido doctrinal de la misión de la Iglesia, fundada por Cristo para ser luz y
sal de la tierra para los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Este Santo Padre viene a
reconstruir nuestra Iglesia en su dimensión evangelizadora, que nos convoca a todos
para retomar el anuncio del evangelio desde la misma perspectiva que el mismo
Cristo no los trasmitiera, “Dios nos ha salvado en Jesucristo, iniciador del
Reino, que potencia con su Espíritu a través de la Iglesia hasta la consumación
de los tiempos.”
Ante la crisis de la ausencia
de sacerdotes en nuestra Iglesia, la nueva evangelización se hará por los
laicos, o no se hará. Entonces el santo padre nos llama a insertarnos en forma
efectiva a la misión de la Iglesia, a romper nuestra indiferencia y aporta
nuestro conocimiento en ese esfuerzo de ser luz del mundo. El laico tiene que
ser parte integral de esta misión de la Iglesia acompañado y dirigido por la jerarquía
de la Iglesia a quien Cristo le ha encomendado la misión de evangelizar.
El santo Padre nos ha
convocado a todos, sacerdotes y laicos a tomar parte de ese nuevo camino de la evangelización
para que como iglesia salgamos a anunciar y realizar la salvación de Jesucristo,
para lo cual tenemos que estar en comunión con el santo Padre para hacer que
nuestra iglesia proclame y realice el
Reino de Dios. Reino de justicia, amor, libertad, paz y santidad. Reino de la
comunión y reconciliación total del hombres
con el hombre y del hombre con Dios.
Cada cual tiene ante si esta
propuesta. Nuestra participación puede ser la diferencia.
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