¿Es
la iglesia católica el pueblo de Dios? ¿Podemos confiar que es Cristo nuestra única esperanza?
Prof. Pedro N. González
En este artículo espero poder
contestar estas dos preguntas, con toda claridad, siguiendo las enseñanzas de
la santa madre Iglesia Católica. Pero créame que no es fácil para algunos
católicos aceptar estas verdades, pues viven sumidos en una visión muy
conservadora sobre este particular. Recuerdo en una ocasión cuando organizamos
una clases de Biblia en mi parroquia, y se me encomendó dar varios talleres
sobre este tema, que cuando estábamos en
la casa de un hermano, que era ministro de la eucaristía, por poco me vota de
su casa por haber dicho lo que hoy con toda claridad voy a afirmar, yo espero
que hoy a la distancia aquel hermano se dé cuente de que es importante conocer
la verdad y las doctrinas de la Iglesia.
Las sagradas escrituras son
la revelación de Dios, allí siempre vamos encontrar el consuelo de su palabra,
que nos guían como el pueblo de Dios. Entonces podemos comenzar por tratar de
contestar nuestra primera pregunta, ¿Es la iglesia católica el pueblo de
Dios? Respuesta, claro que sí, La
Iglesia Católica es el pueblo de Dios. ¿Porque decimos que la Iglesia católica
es el pueblo de Dios? Porque fue la voluntad de Nuestro salvador
Jesucristo, Él quiso santificar y salvar
a todos los hombres no aisladamente, sino constituyéndolos en un solo pueblo,
reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Óigame hermano
no se enoje conmigo, eso no es mi opinión, si no que es la doctrina de la
Iglesia católica contenida en el catecismo de la iglesia. Ahí está búsquelo y léalo
usted mismito “Catecismo de la Iglesia Católica # 781, 802-80”.
Pero vamos a ver cómo es eso,
nosotros somos el pueblo de Dios, pero el pueblo escogido no era Israel.
Entonces por que la Iglesia se proclama
el pueblo de Dios, por voluntad del Padre, Jesucristo vino a este mundo a
reunir su pueblo y ofrecernos su salvación a todos, más allá de las fronteras
de Israel. Entonces nosotros somos ese nuevo pueblo, escogido por Dios. Un
pueblo reunido por la obra salvífica de nuestro Señor Jesucristo.
Cuáles son esas
características de ese pueblo de Dios. Y como formamos parte de ese nuevo
pueblo. Respuesta bien sencilla, dada por el mismo Jesucristo. Llegamos a
formar el nuevo pueblo de Dios por la fe en Cristo, por el sacramento del
bautismo que el mismo instituyo y que ordeno a sus discípulos, llevar a todo el
mundo haciendo sus discípulos, bautizándoles en el nombre del padre, del hijo y
del Espíritu Santo, Este santo Sacramento nos inicia en el pueblo de Dios, nos
otorga la gracia de ser hijos de Dios, templo del Espíritu Santo, Miembros de
la Iglesia, que es el pueblo de Dios, que tiene como su origen a Dios Padre, por cabeza a Jesucristo, por
condición la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, por ley el
mandamiento nuevo del amor, por misión la de ser sal de la tierra y luz del
mundo, por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra. Entonces no
podemos tener la más mínima duda, somos
el pueblo de Dios. Búsquelo usted mismito en el catecismo de la iglesia católica
# 782.
Somos un pueblo, somos el
pueblo de Dios, por la gracia del bautismo participamos activamente del
ministerio sacerdotal de Cristo, un pueblo de profetas y de reyes. Somos ese
pueblo de Dios constituido por su hijo unigénito Jesucristo, un pueblo que participa del oficio sacerdotal de Cristo en
cuanto los bautizados son consagrados por el Espíritu Santo para ofrecer
sacrificios espirituales; participa de su oficio profético cuando, con el
sentido sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la
profundiza y la testimonia; participa de su función regia con el servicio,
imitando a Jesucristo, quien siendo rey del universo, se hizo siervo de todos,
sobre todo de los pobres y los que sufren.
Por eso podemos decir sin
temor a equivocarnos que somos el pueblo de Dios, pue esta Iglesia es cuerpo de Cristo porque, por medio del
Espíritu, Cristo muerto y resucitado une consigo íntimamente a sus fieles. De
este modo los creyentes en Cristo, en cuanto íntimamente unidos a Él, sobre
todo en la Eucaristía, se unen entre sí en la caridad, formando un solo cuerpo,
la Iglesia. Dicha unidad se realiza en la diversidad de miembros y funciones. Alegrémonos
hermanos y celebremos Juntos estas verdades que a veces desconocemos, porque no
nos educamos en la fe.
Amemos a esta Iglesia fundada
por Cristo, que es la cabeza de nuestra Iglesia, esta iglesia vive de Él, en Él
y por Él. San Agustín solía decir:
“Cristo y la Iglesia forman “el Cristo total” Somos la única Iglesia fundada
por Cristo, no hay ninguna otra hermano, San Agustín nos enseñó con gran
sabiduría que “la Cabeza y los miembros, constituyen una sola persona mística”
Amar esta iglesia es
amar a Cristo que se ha entregado por
ella para purificarla con su sangre, «santificarla» (Ef 5, 26) y hacerla Madre
fecunda de todos los hijos de Dios. Mientras el término «cuerpo» manifiesta la
unidad de la «cabeza» con los miembros, el término «esposa» acentúa la distinción
de ambos en la relación personal.
Para finalizar hermanos
recordemos siempre que esta Iglesia vive en la unidad de la santísima Trinidad
y es guiada por el Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es
la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la
caridad con la Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas
que recibimos en nuestro bautismo.
Solo nos resta hermanos
comprometernos a defender esta iglesia y a ser parte de su gran misión evangélica,
de llevar la buena nueva a todos los confines del mundo.
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