Dedicado
a mi suegro Nicasio Cachito Loperena en el aniversario de su partida al cielo,
que es nuestra Jerusalén.
Poema
“El
día que te deje marchar, sin decir adiós…”
Querido Suegro, sé que allá en el cielo tú
me podrás escuchar;
Me quisiera disculpar por dejarte
marchar, sin decirte un simple adiós,
Me reúse a aceptar que te tenía que
marchar, esa palabra adiós no estaba en mi agenda,
No la podía pronunciar, solo podría pensar,
Nos veremos de nuevo.
Fue un momento de mucha incertidumbre,
cuando ya tú te marchaba,
Cada cual buscaba un lugar para llorar,
Y yo me quede a esperar a que todos se
calmaran,
Paso un tiempo sin decir nada,
Recorrí en ese momento, tantos momento
de luchas,
De las cosas que se quieren,
De las cosas que se aman,
De las huellas que has dejados, en todas
nuestras vidas.
No tuve tiempo de hacer una despedida,
No tenía yo respuesta, para poderme
expresar
Todo lo que habíamos vivido,
En tu alegre caminar, no podría imaginar
lo fuerte de este momento,
Y solo saque un momento para poder
recordar,
Lo mucho que nos había enseñado,
No lo puedo yo olvidar;
La vida es una escalera que tenemos que
escalar
Cada peldaño que alcanzamos,
Son las huellas que dejamos en la vida,
Para que algún día en el cielo,
De Dios recibamos recompensa,
Por todo Lo bueno que hacemos,
En nuestro peregrinar por la vida
Pusiste tu corazón, en todas tus
intenciones
Verdaderamente fuiste una persona
especial,
Que hiciste que tanta gente, se
sintieran apreciadas,
Y a todos tu trataba con respeto y comprensión,
Haciéndoles sentir que su opinión es Importante.
Supiste con picardía hacer sentir bien a tus amigos,
Ejemplo siempre nos diste vivir con alegría
la vida,
Haciendo que tú presencia, hiciera la
diferencia,
Entre las penas y las alegrías, que no
nos podían faltar.
Ahora que te has marchado a descansar en
cielo,
Quisiera decirte primero lo mucho que te
extrañamos
Que si en algo te fallamos, hoy te
pedimos perdón,
Y de todo corazón, te decimos en este día,
Que nunca nos despedimos, pero no fue
por indiferencia,
Fue por no dar un simple adiós, solo un
simple hasta luego,
Yo sé que allá en el cielo tú lo puedes
comprender,
Pues en todo momento tú vives en mis
recuerdos,
Como
un ser muy importante en nuestra forma de ser,
Y prefiero siempre verte con aquel
recuerdo grato,
De tantos momento buenos, que yo sé que
desde el cielo, nos envía bendiciones,
Ahora que tu no estas con tu física presencia,
Nos queda en nuestra conciencia tus
grandes lecciones,
Que repica en nuestro interior momentos
de sintonía,
Que nos parece ver que en algún Lugar no
Lejano Te estas allí riendo.,
De lo que está sucediendo en nuestra
vida terrenal,
Pues mucho nos enseñaste, que en la vida
hay que estar,
Siempre uno preparado, para poder
enfrentar,
Los avatares de la vida, pues el fruto
de la vida,
Es aprender a soportar lo que el destino
te quite,
Y no se puede evitar ya que la vida es
simplemente,
El esfuerzo de nuestro caminar.
Gracias cachito, por tanta y tantas
lecciones,
Sé que en el cielo mantienes siempre esa
cara sonriente de frente a la luz,
De un Dios que te ha sabido recompensar,
Por ser siempre un siervo bueno de Dios.
Arriba los corazones, que viva siempre
la alegría.
Ahora te decimos una vez más, hasta
luego...
El Resultado De La Vida Es El Fruto Del
Esfuerzo De La Nuestra.
Te recordamos siempre con tu cara
sonriente Y esa eterna mirada alegre.
Recordaremos siempre tu frase mágica: “Siempre
Puedes Contar Conmigo “
Para lo que sea, cuenta conmigo”
Gracias Don Cachito, que en paz descanse.
Pedro N. González 01/08/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario