Fe,
la cultura y la religión, nos definen como pueblo.
Prof.
Pedro N. González
Desde la perspectiva teológica de nuestra
fe cristiana, indistintamente de cual denominación religiosa usted pertenece,
todos coincidimos en nuestra creencia en un solo Dios. Esta afirmación que es
la afirmación más importante en nuestra visión de ser seguidores de Jesucristo.
Nos pone de relieve la importancia de creer en Dios. No de palabra si no de
verdad, ya que es el amor a Dios es lo que habrá de determinar nuestra actitud,
hacia lo que decimos creer y aceptar sus mandatos, por tanto afirmar creer en
Dios nos obliga a conocer más y mejor sobre ese Dios al cual decimos amar. Creo
que no hay otra afirmación más importante que decir, yo creo en Dios.
Sin embargo hoy hay miles de denominaciones
religiosas, que afirman creer en Dios, pero el mundo sigue igualmente convulsionado
por nuestro comportamiento que dicta
mucho de eso que decimos creer. Entonces nos debemos preguntar cuál es el
Dios que creemos los cristianos. Veamos algunas características de nuestro Dios.
Primero que nada tenemos que afirmar que nuestro Dios es Único, o sea que no
existe ningún otro Dios como el nuestro, Un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu
Santo Y ante él se doblara toda rodilla. Nuestra fe Cristiana está fundamentada
en esta afirmación tres personas distintas en un solo Dios. Si creer en Dios es
importante, pero hay que creer en el en toda su manifestación, como un Dios de
poder. Un Dios Vivo Dios de los padres,
compasivo y fiel a sus promesas. “Yo soy”… Dios no dice “Yo fui” o “Yo seré”,
es un Dios vivo y presente, siempre y para siempre. Por eso es que es fiel a sí
mismo y a sus promesas. La fe cristiana está fundamentada en que Jesucristo es
el hijo de Dios Verdadero, sus palabras
no pueden engañar, y sus promesas se cumplen, es un Dios verdadero. El que duda
de esta Palabra de Dios de que él nos envió a su Hijo
Jesús para “dar testimonio de la verdad” (Jn 18,37). Entonces no se puede
llamarse a si mismo Hijo de Dios, mucho menos considerarse como cristiano.
Cristo quien se describe a sí mismo como el camino, la verdad y la vida, es un
Dios del Amor, fruto de ese amor infinito que es Dios Padre y “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
único para salvarnos” a características de ese amor de Dios es gratuito, misericordioso, que a pesar
de nuestras infidelidades y nuestros pecados nos perdona, y es un Dios eterno:
Como nos dice el profeta Isaías “Los montes se correrán y las colinas se
moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará” (Si 54,10).
Si fue el mismo
Jesucristo quien nos enseñó, que en el cielo tenemos a Nuestro Padre celestial,
cuando nos enseñó a rezar el Padre Nuestro. Así podemos entender que primero
que nada Dios es nuestro Padre celestial, que es Padre por ser origen primero
de todo y como autoridad, el segundo es como Padre bondadoso y con solicitud
amorosa para todos sus hijos. La visión que nosotros tenemos de padre y madre, son
humanas, aunque como ellos son falibles, por ser humanos, pueden desfigurar la
imagen de paternidad y maternidad que nos hacemos de Dios; pero como Dios no es
hombre ni mujer, nadie es Padre como lo es Dios. Jesucristo mismo nos dijo “Nadie
conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar.” (Mt 17,27). Esto es que el Hijo es
“consubstancial” al Padre, o sea, un solo Dios con él. Se realiza una
distinción de Padre en cuanto a las tres personas de la Santísima Trinidad.
De eso es que se trata nuestra fe Cristiana.
Pidamos a Dios nuestro Padre celestial, a su Hijo Jesucristo y al Espíritu
Santo. Por la unidad de todos los cristianos del mundo.” Dios el Señor de los
ejércitos”
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