domingo, 21 de diciembre de 2014

La ignorancia y la maldad


La capacidad de las personas, para enjuiciar a los demás, nos viene mayormente de la ignorancia, aunque a veces es pura maldad.
Prof. Pedro N. González
A veces me pregunto cómo es posible que haya tanta ignorancia en este mundo, a pesar de los avances científico y tecnológicos, que pone al servicio del lector, todo clase de información.
Si podemos decir que es algo natural el pasar juicio sobre los demás, sobretodo de sus errores, por lo general no juzgamos igual los errores de los demás, que nuestros propios errores, y es que  como dice las sagradas escrituras, vemos muy bien la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en nuestros ojos. Pues solamente miramos hacia fuera, y no nos miramos a nosotros mismo, como actores sociales. Es que tenemos una visión del mundo con una cantidad de sesgos cognitivos que distorsionan nuestra visión del mundo y de nosotros mismos que nos hace seguir pensando de la misma manera, aunque estemos totalmente equivocados, pues nos mantenemos enajenados de esa realidad social, económica y política que no nos interesa conocer. Es que no podemos concebir que los otros pueda tener la razón, entonces creamos nuestra propia verdad, producto de esa ignorancia, que muchas veces termina en cierto grado de maldad.
De acuerdo con la opinión de los más afamados expertos en el campo de la psicología llaman a este fenómeno “Bas Blind Spot” De esta manera los especialistas en la conducta humana han coincidido en que en la gran mayoría de las personas este fenómeno se da por la falsa ilusión de superioridad, que nos hace vernos a nosotros mismos como mejores que las demás personas, los que más sabemos, los que tenemos la verdad y los demás están equivocados. Entonces aludimos a esa expresión vaga es que la gente no entiende, que no pueden entender. De ahí nace el sesgo mayor de nuestra propia enajenación de la realidad, simplemente porque creemos que nosotros no padecemos de este fenómeno, que podemos llamar la ignorancia cognoscitiva.
Es que vemos al mundo atraves de nuestras propias creencias y no podemos concebir el que otros lo vean de una forma distinta, entonces de ahí nace la idea que nos guía a la conclusión yo soy el que tengo la razón, sin considerar la realidad de mis creencias como única verdad producido por mis únicos intereses personales. Así nos creamos Nuestra propia ceguera que solo es aplicable a nuestros propios motivos, no a los motivos de los demás. Por eso comúnmente usamos el mecanismo de desacreditar las creencias y valores de los demás con palabras hirientes y llenas de odio, aludiendo que  son los demás quienes mienten y los que están equivocados,  y que nuestras  creencias son las únicas correctas y que quienes no está de acuerdo con nosotros, simplemente no han sido expuestas a ese conocimiento.
Es por eso que  los fanáticos políticos, tienen la generalizada idea de que pueden cambiar las creencias de la gente educándoles sobre los asuntos que sea. Para ello usan la demagogia y la desinformación como mecanismo de manipulación de sus intereses politiqueros. Pero qué tipo de idiota podría creer que todo el mundo es ignorante y que se le puede manipular, como un monigote, solo gente con mucha maldad podría pensar así. Esta gente que piensa así no  son ignorantes ni tontos, pero han vuelto la espalda deliberadamente a la verdad, y eso es muy malo para nuestra sociedad. Pues entonces se vive de tratar de confundir la verdad con la mentira y la mentira con nuestra propia realidad.


La gente que vive de este modelo propagandístico de reemplazar la realidad por una fantasía son personas que no son capaces de respetar y entender nuestro mundo y nuestra visión, están alejados de la realidad y tiene la perversa idea de ser los nuevos maestros de un pensamiento político que es contrario con la realidad misma de nuestro mundo, ellos solo pueden ver lo que es realidad en su propio y único mundo de sus propias ideas minando la capacidad de ver y entender la realidad que nos rodea en nuestras condiciones sociales, políticas y económicas no pueden entender y el potencial  riesgo de violencia que puede engendrar su comportamiento. Esta cultura de la ignorancia es promovida por personas depravados y malvados, que no tiene cabida en nuestra vida como personas de profundos valores morales y ético.
Quienes viven en su afán de desacreditar a todos aquellos que no piensan como ellos piensan, no hacen nada más que alimentar los conflictos, pues piensan que quienes no pensamos iguales tenemos que ser silenciados y esto es muy peligroso para nuestro país, donde  la violencia se ha ido anidando en nuestro ambiente social.

Estamos por finalizar este año, es tiempo de reflexionar sobre nuestro futuro y sobre el bienestar de nuestras familias y de nuestra comunidad, propongámonos como meta, buscar la paz y la sana convivencia en nuestro pueblo y el respeto a las opiniones de los demás. Construir un modelo nuevo de dirimir nuestras diferencias, al fin de cuenta todos somos hijos de un mismo Dios. Las palabras claves serán la tolerancia y el respeto.

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