La
crisis económica de Puerto Rico
Prof.
Pedro N. González
La crisis económica de Puerto Rico tiene sus raíces en la década
de los 90, cuando Rafael Hernandez Colón le entrego el gobierno al Hon. Pedro Rosselló
Gonzalez, fue el último periodo económico de ese ciclo económico, donde la economía
crecía a un ritmo de un 5% de ahí en adelante nuestra economía ha entrado en un ciclo económico de constantes
cambios que nos ha arrastrado a la peor crisis financiera, que a las altura
2014 parece poner nuestro país al punto de la quiebra fiscal. La gente en su pobre desconocimiento de la situación
económica de nuestro país, comienzan a poner culpas a factores que realmente,
no tienen la culpa de desastre económico que vivimos. De ahí que los partidos políticos
y sus estrategas enfilan sus cañones, hacia aquellos aspectos que más le
convengan dentro de sus intereses políticos partidista, dentro de su agenda
electorera, que no es más que un quítate tú para ponerme yo, y así, mantenemos
dormido a nuestro pueblo con la punzante demagogia y la desinformación, que
permite la manipulación del favor del electorado más ignorante. Mientras tanto
el pueblo sufre las consecuencias de este continuo deterioro de nuestra economía.
Pero nadie quiere tomar el toro por los cuernos para resolver la situación de
forma permanente, pues esto traería consecuencias políticas desastrosas para
quien las presente, en su agenda política.
Veamos algunos datos que tal vez parecen
estar muy diluidos en la información de los medios. El Problema más fuerte que
enfrenta la economía de Puerto Rico en los últimos 12 años es la pérdida de su
crecimiento económico, que se ha disminuido a un margen de un 2.5% promedio por
año. Situación que se viene dando desde comienzo del 2002 hasta el
presente. Como dato significativo
podemos ver que la población del país
consistentemente se ha ido reduciendo más o menos en un 2.1% para fines de esta década, así mismo la participación laboral ha mantenido un
ritmo decreciente de un 48 en 2002 hasta
un 45% para el 2012, Si a esto le adicionamos que el desempleo en Puerto Rico
desde 2002 hasta el presente no se ha reducido a menos de un 12% por ciento, y
muchos economista lo han señalado por los alrededores del 15%, lo que ha afectado la estructura del ingreso familiar
promedio en nuestro país. A eso le podemos añadir el crecimiento del flujo
migratorio de la clase media en Puerto Rico, que ha afectado sustancialmente
los trabajadores profesionales de nuestro país, que cada vez más buscan algún
auxilio en la región sur-este de
los Estados Unidos.
Nuestro pueblo vive constantemente sumergido
en este espejismo que los políticos le venden al pueblo, sobre la situación del
estatus político de Puerto Rico, Estadistas, Autonomistas e Independentistas,
viven constantemente creando imágenes de
aspectos políticos, que ellos presentan en su forma particular como la solución de nuestro problema, pero
cada cual lo pone a su conveniencia ideológica, sabiendo lo poco probable que
esto, sea realmente una verdadera posibilidad. Mientras tanto el deterioro de
nuestro sistema económico colapsa a pasos agigantados, sin posibilidad de que
podamos echar a funcionar nuestra alicaída
economía. Todo por la asqueaste maldad del fanatismo político, que no nos deja
mirar más allá de nuestros horizontes.
Esta crisis económica, que ha vivido
nuestro pueblo desde la década del 2000 tiene una vinculación directa con la crisis económica mundial que nos ha
generado a nuestro país una evolución
adversa. Por nuestra falta de capacidad para enfrentar los factores económicos que se dan en nuestra alicaída economía, pero no
se limita tan solo a los aspectos económicos si no que tiene tangencia con una
profunda crisis político y social, que también
afectó a la mayor parte de países del mundo, en especial a los países menos
desarrollados, como es el caso de Puerto Rico. Y digo en el caso de Puerto
Rico, porque nuestro sistema político, le impones restricciones a nuestra economía,
que le impiden un crecimiento, como los demás países del mundo, aun las economías
más pequeñas que las nuestra, como es el caso de Singapur y Malasia, las cuales
ha podido supera sus crónicas condiciones económicas.
Durante pasado 14 años hemos visto como nuestro país ha ido barranco abajo en su economía,
con un aumento en el desempleo estructural, una creciente crisis en el sector inmobiliario
impulsado por la crisis bancaria y un
constante disgusto en todos los sectores sociales que exigen a viva voz, una renovación de nuestro sistema político. Esta situación que se
refleja cada vez más en una clase media baja, que sufre como consecuencia de
este estado de crisis económica, que afecta más a los asalariados y a los pequeños
empresarios y los agricultores, las amas de casa, las madres solteras.
El pueble ve como el crecimiento del gasto público
va en beneficio de los allegados a los políticos de turno, elevando el déficit gubernamental
y la corrupción pública, todo esto ha agravado nuestra crisis económica, a tal
grado que ya no la podemos soportar más.
La crisis se agrava, por nuestra dependencia
de los fondos federales y de las ayudas que recibimos del gobierno federal, y
por nuestra dependencia al uso de petróleo en la producción de energía eléctrica
la más cara de todo el hemisferio. Nuestra situación es crítica y nos falta
voluntad para enfrentar los retos, en busca de
soluciones. Mientras tanto nos entretenemos con nuestra pelea chiquita
de la discusión del estatus político.