viernes, 18 de julio de 2014

Nuevamente la discusion del asunto del estatus politico de Puerto Rico

Lamentable decisión del gobernador de celebrar un nuevo Plebiscito de estatus, para resolver un asunto que el propio gobierno de los Estados Unidos no quiere resolver.

Prof. Pedro N. González Cordero, Catedrático retirado de la Universidad de Puerto Rico

Siempre he sido un defensor de la Autonomía política de Puerto Rico, siempre he defendido los fundamentos soberanistas que dieron paso al Estado Libre Asociado , pero  ha llegado el momento de que Puerto Rico enfrente la realidad de que no se puede alcanzar una alianza política, con un país que no tiene el mas mínimo respeto, por nuestra identidad como pueblo, como nación por derecho propio, creo que ha llegado el momento de defender nuestra capacidad de ejercer control sobre nuestros asuntos políticos , económicos y sociales, y el actual sistema del ELA no nos ofrece ese espacio para lograr los cambios que necesitamos, para salir adelante en esta permanente crisis social que enfrenta nuestro pueblo. Para mí la única oportunidad era la convocatoria de una asamblea constituyente para resolver el asunto del estatus, pero el gobernador la ha abandonado, en vías de  una nueva consulta que no tiene ningún posible acuerdo entre los electores de puerto Rico y mucho menos del congreso americano que ejerce en forma inmisericorde los poderes plenipotenciarios de la infame clausula territorial.
Debiéramos hacer un breve recuento de nuestra historia para darnos cuenta de cómo hemos sido entrampados en un laberinto ideológico, que nos destruye como pueblo, como un barco a la deriva, a merced de quienes nos invadieron y nos controlan a su antojo y voluntad. Desde los inicios de la fundación del  Partido Autonomista, liderado por Ramón Baldorioty de Castro y  posteriormente  por Luis Muñoz Rivera, la lucha ideológica del pueblo de Puerto Rico se concentró, en una batalla por conseguir de España su autonomía política y económica, en un acuerdo político entre España y Puerto Rico. Acuerdo que se logra en el 1897, cuando España le concedió la Carta Autonómica que le daba a Puerto Rico posibilidades de tener gobierno propio que tanto el pueblo anhelaba
Sin embargo es muy importante señalar que la Segunda Guerra Cubana de Liberación (1895) contra España fue aprovechada por los Estados Unidos para de una manera sutil, poder intervenir en esa Isla y también en Puerto Rico. Esto trajo como consecuencias el mal llamado,  tratado de Paz de Paris, firmado  entre Estados Unidos y España, en el cual España le entrego a Los Estados Unidos el control político de Cuba y  Puerto Rico en el 1898. Más adelante los americanos le dieron la independencia a Cuba y Las Filipinas, pero no a Puerto Rico.
No hay la menor duda, de que la ocupación norteamericana, iniciada en 1898, trastocó de forma permanente la vida de nuestro país, no sólo en cuanto a la influencia sobre la burguesía española que vivía en nuestro suelo, si no que de forma avasalladora nos impusieron un sistema político que permitió que los grupos minoritarios defensores del anexionismo y vinculados con el partido Republicano que dirigía José Celso Barbosa,  tuvieran pleno acceso al poder gubernamental. Dando paso a una brutal persecución contra los demás sectores ideológicos que defendían el  nacionalismo puertorriqueño que se aglutinaron bajo el  Partido Unión de Puerto Rico.
El proceso de ocupación por los norteamericanos fue tan manifiesto que ya para el 1930 controlaban el 44% de la tierra dedicada a la producción azucarera. La diezmada población española y criolla  se tenía que enfrentar a un enemigo avasallador muy  distinto al régimen español. Los nuevos monarcas de nuestra tierra eran los absolutos dueños de los medios  de producción, por tanto los pobladores españoles y criollos tuvieron que enfrentar toda esa fuerza del poder imperial, que les imponían duras cargas e impuestos, que no les permitía operar sus empresas, lo cual provoco un gran antagonismo y lucha entre ambos sectores, una constante lucha desigual dirigida por  al gobierno colonial, con el fin de acabar la influencia de los españoles  en el país y que se convirtió en una persecución sistemática  contra los nativos españoles y criollos, una lucha defensiva  de los criollo y boricuas, contra los nuevos patrones  los Estados Unidos de norte américa.
Esta  nueva lucha  da paso a una reafirmación de los criollos de una identidad propia, rechazando la imposición de los nuevos estilos de los norteamericanos, que denigraban y estigmatizaban la imagen del criollo y del español. Nace entonces la figura del jibaro puertorriqueño indomable, luchador, que no se sometía a las fuerzas invasoras, a pesar de su constante menosprecio de quienes nos gobernaban por decreto imperial.
No hay duda,  comprobado por los escritores e historiadores, Puerto Rico fue sometido a un proceso de colonización más fuerte y más agudo que ninguna otra posición de los Estados Unidos, un proceso de transfiguración cultural, dirigido a americanizarnos para asimilarnos, pero primero tendríamos que desfigurarnos, para crear una nueva figura de la visión americana de nuestra cultura, de nuestras raíces y tradiciones, todo dirigido a desaparecer nuestra historia  cultural.
La imposición de leyes que tenían el fin de borrar nuestra vínculo como pueblo, fue la ley Foraker en donde se despojó al régimen de gobierno autónomo, de todos sus poderes, el gobernador de Puerto Rico era nombrado por el Presidente de Estados Unidos, quien además designaba a los miembros de la Corte Suprema. Durante todo este periodo histórico muchos fueron los reclamos de los puertorriqueños al congreso norteamericano, pero ninguno de nuestros reclamos fue atendido. Aun bajo el liderato del Partido Unionista en el 1917 nos concedieron la ciudadanía norteamericana para los puertorriqueños, Y nos eliminaban la ciudadanía puertorriqueña, dejándonos en un limbo político. Diferentes grupos políticos luchaban por que  Puerto Rico fuera un territorio autónomo bajo bandera norteamericana y con el derecho de escoger con el tiempo entre la independencia y la estadidad. Unos de sus principales líderes fue Luis Muñoz Rivera, fundador del Partido Unión de Puerto Rico. Los grupos de ideología independentistas que había organizado Don Eugenio María de Hostos mantenían sus esperanzas en las corrientes ideológicas de Ramón Emeterio Betances, estratega de la Confederación Antillana, la poetisa Lola Rodríguez de Tió (1843-1924), Rosendo Matienzo Cintrón y José de Diego, a quien se le consideraba como  un “antiimperialista y anticolonialista, aunque José de Diego era considerado como un representante de la burguesía criolla asociada al capital monopólico y abogado de una de sus compañías: El Central Guánica, la mayor refinería de azúcar de Puerto Rico.
Para esa misma época, se produjeron varios  acontecimientos políticos importantes: primero la fundación del Partido Socialista,  el 21 de marzo de 1915. A los dos años de su fundación, el Partido socialista participó en las elecciones obteniendo el 14% de los votos, dos parlamentarios y el triunfo en siete municipios, la más alta votación obtenida por un partido que promovía la independencia para nuestro país en aquella época, lo que refleja el alto grado de disgusto que había en el pueblo contra el gobierno colonial.
 En el 1924, el Partido Socialista entró en contubernio con el partido de la oligarquía criolla anexionista, el Partido Republicano. Algo inexplicable pues ya para el  1920, los conflictos entre los terratenientes criollos y el gobierno de los Estados Unidos a raíz de la disputa de la mano de obra, acelerada por la migración a Norteamérica de muchos trabajadores puertorriqueños. Creaban un ambiente de mucha tensión entre esta  burguesía y las empresas extranjeras que le arrebataban parte de sus tierras.  Lo que promueve que la mayoría de los criollos que vivían un profundo sentimiento nacionalista y se  inclinaron con la filosofía del Partido Unión de Puerto Rico
No podemos ignorar las grandes luchas de nuestro pueblo, perseguido en su propia tierra, una gran crisis aumento la tragedia,  la crisis mundial de 1929 en Puerto Rico, que pusieron de manifiesto la dependencia estructural de la Isla, agravando la carestía y provocando el surgimiento de un amplio movimiento de protesta social, dirigido por la pequeña burguesía nacionalista en alianza con sectores obreros. Se creó entonces un movimiento populista, encabezado por Luis Muñoz Marín, que logró canalizar el descontento por la vía reformista institucional. Muñoz Marín, que se había iniciado en la lucha social con una posición  ideológica izquierdista, levantó un programa  de grandes reformas sociales que le dieron espacio para la fundación del Partido Popular Democrático y que culmina con el acuerdo político que permite la creación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en el 1952.
Los términos y condiciones que dieron paso al Estado Libre Asociado, se recogieron en la ley 600, aprobada en el 1950 por el congreso de los Estados Unidos, y ratificada por el pueblo de Puerto Rico. En dicho estatuto se suponía que daría por terminada la relación colonial de Puerto Rico, pero el gobierno de los Estados Unidos, se las  arregló, para poner un lenguaje legal que dejaba al pueblo de Puerto Rico a merced de la cláusula territorial, quitándole el valor jurídico que se le adjudicaba al Estado Libre Asociado, de un supuesto pacto bilateral, que al fin de cuenta, no resolvía en forma permanente, el debate del estatus político. Don Luis Muñoz Marín personalmente se dió cuenta de esta situación, y en muchas instancias trato de buscar diferentes mecanismos, que le permitieran subsanar las fallas del Estado Libre Asociado, sobre todo en lo relativo a su permanencia y crecimiento.

Nuestra Lucha ha sido bien cuesta arriba, para tratar de lograr que el congreso atienda esta situación, pero siempre hemos caídos en oídos sordos. No hemos podido adelantar y la crisis se hace cada vez más larga, tanto demócratas como republicanos han abandonado la causa del ELA y nos quieren dejar en la estocada, con un nuevo plebiscito que al fin de cuenta no va resolver nada, es mi humilde opinión que el honorable gobernador Alejandro García Padilla está equivocado y debe rectificar, la única solución es la convocatoria de una asamblea constituyente, con verdadero poder para reclamar lo que por derecho natural le corresponde a nuestro pueblo. Nuestra soberanía nacional.


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